Poemas de Ilhan Berk

Ilhan Berk
Ilhan Berk (poeta, traductor, filologo y docente) nació en Manisa, Turquía en 1918 y murió en 2008, Popularizarlo entre el público turco por medio de sus traducciones a autores como Arthur Rimbaud (1962). Los temas de su poesía van desde Homero, Mesopotamia y el antiguo Egipto hasta las impresiones de la vida urbana de Estambul y Ankara, la sexualidad, la naturaleza, el aburrimiento, la soledad y la muerte. Varias obras suyas han merecido premios importantes en su país: "Kul" (Cenizas, 1978), «Deniz Eskisi» (El mar estacional), y varios premios en los años 1980, 1982, y 1988. Dos de sus libros han sido traducidos al español son: Río Hermoso (1995) y Mar de Galilea (2005)

El cuerpo es resbaladizo amor mío

El cuerpo es resbaladizo amor mío
Es como hierbas alargadas, alocadas.
De noche toqué tu carne desnuda
Mi lengua deambuló por todas tus partes.
De este modo iba y venía por el nudo de tu boca
Me incliné después en la hondura de tu vello
Tu voz de alcohol, tu boca enorme, tus pestañas
En la noche cayeron sin cesar en mis papeles.


Ofrenda
(Salí con tu rostro luego
A una calle que se cree calle
Salir,
        como si fuese un atardecer).
foto de Guy le Baube

Hermosa

Hermosa,
        tu cuerpo es mi lugar de exilio
(Aquella hierba grisácea, querido lino)
Allí el cielo, los soles, la historia
El tabaco de tu pelo y tu cuello
Allí el pálido atlas de tu boca
        Toda la geografía.


Yo que soy un hundido, un perdido, una chatarra
La aceituna resignada de nuestro siglo
El recuerdo de un bosque,
              en sus dientes de leche.

Ofrenda
Estés donde estés ese lugar me cuenta
Hermosa,
      el río profundo, sereno de tu cuerpo.


La muerte aquella herrumbre
 
Sujeta a la orilla del agua nuestra desnudez, sujétala
en el oscurecerse del agua;
En los poemas inacabados, sujeta en los prólogos nuestra desnudez;
En el sabor amargo de las cosas, condúcela por los surcos;
En alfabetos dóricos, en la Edad Media, sobre todo sujétala;
En las calles recorridas todos los días, sujétala en las aglomeraciones;
En tus tareas cotidianas, sujeta en el cielo nuestra desnudez;
Sácala a los árboles, a los mercados, a las calles;
En la muerte, en aquella herrumbre sujétala después.
Éste es tu cuello de madrugada
Éste es tu cuello de madrugada
Tan hermoso como beber agua.
-¿Serán altramuces, clemátides? Hierbas en tu pelo.
La muerte que es una antigua gigantesca agua gris
Habíamos escrito en los tiempos pasados, en el presente.
Esta voz tuya tenue azulísima
De haber hecho el amor horas y horas.
-¿Cataratas, lirios? En tu boca pájaros.
Había dicho que tu blancura era como el loto
Esto sí que lo guardo firmemente en mi memoria.

Comentarios

  1. Demasiado meloso y un romanticismo que agota.....perdon ,lo siento....pero no es de mi gusto.

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